Todos los padres deseamos tener niños obedientes, incluso antes de ser padres soñamos con esto. Sabemos que no es nada fácil lograrlo, ya que durante la etapa de crecimiento de nuestros hijos nos damos cuenta, que no basta con que les proporcionemos todas las herramientas para que sean personas de bien, sino que la obediencia es primordial en su educación.
Después de tanta investigación con expertos en el tema familiar, te dejamos este artículo para que adquieras algunos consejos que te ayuden a darle la mejor educación a tu hijo y sea obediente toda su vida.
- Aunque parezca repetido o trillado el amor incondicional es primordial, el amor no puede ser ganado y es un concepto que no podemos transmitirles a nuestros hijos. Que en algún momento no merecen nuestro amor de padres, podría destruir por completo su personalidad. El amor no se gana se da y si se lo haces saber, seguro crecerá rodeado en un ambiente de felicidad.
- La comunicación es esencial y cuando hables con tu hijo debes hacerlo al 100% desde el primer momento. Olvídate del tiempo porque llevar una vida ocupada puede generar familias disfuncionales. Excluye todas las distracciones posibles cuando te comuniques con tu hijo porque así lo harás sentir importante ya que estará recibiendo la atención de quien lo ama.
- El contacto físico es sumamente recomendado porque de esa forma estarás rompiendo barreras entre ustedes y el niño sentirá amor y seguridad. Toca a tus hijos, cárgalos, acarícialos.
- Mirar a un niño y sonreírle es signo de aprobación. Sentirás que estás contento solo viéndolo y de alguna manera ese contacto visual es tan importante hasta en el momento de desaprobación. Si logras que tus hijos conozcan tu mirada, sabrán con facilidad lo que les quieres decir. Ofrece ese contacto visual sano y positivo para que los hagas crecer seguros de sí mismos sin que una mirada fija lo amenace o lo asuste.
Estos consejos básicos que podrás aplicar en la educación de tus hijos seguro te ayudarán en la práctica. Los padres siempre deseamos niños obedientes y la mejor forma de conseguirlo es siendo buenos padres, ofreciendo a nuestros hijos amor, seguridad con límites que no tengan que venir siempre acompañados de regaños y castigos. Ser complaciente no significa que ellos tengan el poder, significa que sepan respetar los límites y que puedan aprender de la vida de la mano de los mejores maestros, sus padres.